jueves, 27 de febrero de 2014

Anfetaminas para bajar de peso, una peligrosa adicción.

Las anfetaminas son estimulantes potentes que disminuyen la sensación de fatiga, empleándose inadecuadamente en deportes, en la reducción de peso o como sustituto de la cocaína para obtener una sobreexcitación. Las mismas aparecieron en la década de 1930  para tratar afecciones como los catarros. Luego, al descubrir sus efectos neurológicos, se comenzaron a utilizar para combatir el mareo o contra la depresión. Actualmente, y bajo estricto control médico, se utiliza en el tratamiento de los muy raros casos de narcolepsia o el síndrome de fatiga crónico. En los niños también se emplea ocasionalmente para tratar depresión, obesidad patológica, daños cerebrales leves o para los trastornos de déficit de atención.

Si bien las anfetaminas pueden ayudar a las personas a perder gran cantidad de peso muy rápidamente, su utilización para este propósito no es aprobado por prácticamente ningún médico.  El uso de anfetaminas para bajar de peso puede ser adictivo, y sólo un pequeño porcentaje de las personas pueden mantener esa pérdida de peso a largo plazo después de dejarlas de tomar. 



Abusar de las anfetaminas es muy peligroso. Las personas que abusan de estas drogas se exponen a un comportamiento muy arriesgado porque se sienten invencibles. Muchas personas terminan por someterse a una sobredosis de anfetaminas, ya que construyen una tolerancia muy rápidamente, por lo que se necesita más droga cada vez para lograr el mismo resultado.

En general, el efecto psicológico más inmediato es la euforia, un estado de alerta constante, locuacidad, una gran confianza en uno mismo y un estado de mayor agresividad. Su consumo de modo continuado puede dar lugar a cuadros psicóticos, delirios persecutorios, inquietud, alucinaciones, convulsiones, irritabilidad, delirios paranoides, depresión reactiva o, en el peor de los casos, la muerte.


Si bien el empleo de las anfetaminas para adelgazar todavía no está prohibido en algunos países, en la mayoría se considera un tratamiento obsoleto y peligroso. Aunque en un primer momento sus propiedades anoréxicas  hicieron de las anfetaminas un medicamento interesante para perder peso, con posterioridad, al descubrir su efecto adictivo y sus importantes efectos secundarios, se desestimó su utilización para este fin.

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