lunes, 28 de octubre de 2013

Las ventajas de la atención multidisciplinar y biopsicosocial en el tratamiento de las adicciones


Tal y cómo los conocemos en la actualidad, los trastornos relacionados con el uso de sustancias son relativamente nuevos. Aunque existen abundantes datos en la historia relacionados con la inadecuada utilización de diversas sustancias psicotrópicas, la magnitud que ha alcanzado en los últimos años la problemática en relación al abuso y la dependencia a drogas y otros comportamientos adictivos, era algo impensable hasta años recientes. El desconocimiento de muchos de los mecanismos implicados en el inicio y el mantenimiento de los procesos adictivos, ha tenido gran influencia en el desarrollo de los tratamientos psicológicos (y también de los farmacológicos) en conductas adictivas.

En la actualidad las drogodependencias y otros trastornos adictivos son reconocidos por la ley como enfermedades comunes, de alta prevalencia, elevado coste personal, familiar y social, en especial en la franja de edad más productiva de la población (18-35 años).

El devenir de los tratamientos psicológicos en conductas adictivas ha seguido un camino paralelo al desarrollo de pautas y hábitos de consumo de la población. Desde las iniciales formulaciones basadas en los modelos "pseudoterapéuticos" norteamericanos, inicialmente concebidas para tratar los problemas relacionados con el uso de opiáceos y, los dispensarios antialcohólicos en psiquiatría, hasta la asunción en la actualidad de un modelo de atención multidisciplinar, en el que los problemas derivados del consumo se entienden y explican desde una vertiente biopsicosocial, la atención psicológica siempre ha estado presente a pesar de que ahora, se reivindique desde algunas especialidades "la exclusividad asistencial" para el tratamiento de los trastornos adictivos.





La mayoría de las personas que sufren problemas adictivos no reciben ayuda alguna, sin embargo, las pruebas demuestran claramente que las que reciben ciertas formas de tratamiento reducen su consumo de sustancias psicoactivas y mejoran otros aspectos de su vida. En general, los tratamientos producen mejores resultados cuando se tratan los problemas adicionales del individuo. Además de disminuir (o eliminar) el uso de sustancias, los objetivos de los tratamientos se dirigen a procurar que los individuos vuelvan a funcionar productivamente dentro de la familia, el trabajo y la comunidad. Las formas de medir la eficacia de los tratamientos incluyen el funcionamiento de la persona a nivel laboral, legal, familiar, social y su condición médica y psicológica.

Se ha comprobado que la terapia conductual individual y la terapia ocupacional son tratamientos eficaces en los pacientes con trastornos por consumo de alcohol y otras drogas. Se mencionado también en la literatura la conveniencia de utilizar la terapia de grupo y así como la terapia familiar, como estrategias específicas de tratamiento con menor coste en el caso de la terapia de grupo, y como intervenciones adicionales al tratamiento individualizado en el caso de la terapia familiar.

En estos casos, lo que se ha demostrado es que para mejorar la recuperación del paciente no solo hay que atacar el problema de la adicción, sino hay que lograr una conexión con la persona para lograr comprender su entorno y poder mejorar el problema desde un punto de vista integral, no solo focalizado en la adicción si no en encontrar las posibles razones por las que existe la misma y tratar de lograr una mejora no solo en la materia de la adicción si no en una mejora en la vida misma. Es por ello que las terapias en las cuales se trata al paciente como un todo y no solo como una persona adicta han demostrado ser más eficientes, logrando que la persona pueda comprender el problema, generando conciencia para lograr una rápida recuperación.

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